La indumentaria de fallera no es solo un traje: es una manifestación viva de nuestra historia, nuestras raíces y el alma del pueblo valenciano. Su evolución a lo largo del tiempo refleja los cambios sociales, culturales y estéticos de cada época, pero siempre con un profundo respeto por la tradición.
Los trajes de fallera tienen su origen en la vestimenta de trabajo de las mujeres del campo valenciano del siglo XVIII. Aquellas prendas sencillas y funcionales se fueron transformando con el paso del tiempo en atuendos más elaborados y ornamentales, especialmente en los días festivos. Así, con la influencia de las modas burguesas del siglo XIX, comenzaron a añadirse corpiños entallados, encajes, bordados y tejidos nobles como la seda.
Durante el siglo XX, la indumentaria tradicional se consolidó como símbolo de identidad valenciana, especialmente a través de las Fallas. Se recuperaron antiguos patronajes, se documentaron trajes históricos y se crearon normativas que ayudaron a preservar su autenticidad.
Hoy en día, cada traje de fallera es una obra de arte que rinde homenaje al pasado y al mismo tiempo permite a cada mujer expresar su estilo personal.
En Álvaro Moliner somos conscientes de esa herencia. Por eso, cada traje que confeccionamos mantiene viva la historia de nuestra tierra, con rigor, elegancia y pasión por la tradición.